I survived to Behòvia 2009

dimecres, 18 de març del 2015

¿Marathon man?

¿Qué hacemos? ¿Grupo o muerte?


Ni los 3000, ni las medias, ni nada de nada de lo haya hecho este año se parece a una maratón. Ninguna se podrá asimilar a otra. Ni siquiera sería lo mismo si midiera 31 kms. Hay que traspasar nuestros límites fisiológicos, sufrir y dejarnos en manos de nuestro cerebro que es mucho más listo que nosotros.

Grupeta chula.


La épica debe merecerse a base de sudor, dolores, calambres e incluso lágrimas y este es un terreno que se alcanza al otro lado del muro de Invernalia. Sucede casi sin darnos cuenta, cuando el silencio se adueña de la maratón tras una parte festiva y juvenil, un mero ritual para ahuyentar los miedos que ha ido desintegrándose a lo largo del largo camino del asfalto. Tu cuerpo desea abandonarte incapaz de soportar la destrucción muscular que lo está machacando y en pleno diálogo con el dolor la mente se centra en lo fundamental, la supervivencia. Ya no hay grupo, ya no hay público, ya no hay ruido, ya no hay ritmo, solo existe el camino y la meta que desde lejos y de forma ambigua te siente y te llama. Siempre vale la pena seguir aunque aún ahora, 48 horas después, dolorido y mal andante, no entiendas muy bien el  porqué de esta urgente necesidad de fijarte otro objetivo maratoniano, cuando ya lo has dado todo y nada te queda. Después de todo, todo ha sido nada, a pesarde que un día lo fue todo.

Magnífica organización, con avituallamientos cada 2,5k


Al haber llegado a esta maratón de forma un tanto inesperada, tras una gripe que me apartó del objetivo principal 6 semanas atrás, lo desconocido se convirtió en ley y opté, en modo avestruz, por ignorar a qué me iba a enfrentar. ¿Me serviría el elevado volumen que había dejado atrás? ¿Cómo me afectaría tanta competición previa? La respuesta estaba en Barcelona, en un día cercano a la perfección. Por debajo de los 10 grados y con una atmósfera limpia. Mucha suerte.

¡Se me va el figura!


La semana previa (48 años ya), con un solo día de rodaje serio y mucho trote, se definió sola, escuchando al cuerpo que pedía descanso, atendiendo a los detalles.
Y ya estábamos ahí. Sin saber si fue un error pero consciente de no repetirlo, la aglomeración del primer cajón me impidió calentar como a mí me gusta. Con un rodaje suave y muchos estiramientos claves; sintiéndome flexible y primaveral.
Con las nucas keniatas y etíopes enfrente salimos una vez más a enfrentarnos al misterio. Cada maratón es un enigma que no descifraremos hasta la línea de meta.

La idea era pasar la media en hora diecinueve y ya veríamos, así que en lo más íntimo esperaba rondar fácil entre las 2h37-39, una falta leve al respeto debido…

Rugidos para un hombre absorto


Junto a dos compañeros de un club amigo y a un fuera de serie de mi propio club iniciamos la aventura. Contábamos con una liebre (que no identifiqué como tal hasta que se retiró) de lujo y los primeros y fríos quilómetros llegaban lentamente con unos ritmos algo inconstantes (el trazado de BCN tiene en su inicio una de su partes más complicadas). La duda embargaba mi Garmin, qué hacer, seguir, no seguir, ese post sobre el ritmo objetivo rondándome, pero seguimos y decidí mirar el reloj de tarde en tarde.
Exceptuando el País Vasco es muy difícil encontrar espectadores en las carreras, pero este maratón de BCN, afortunadamente, se ha unido a la excepción. Muchos tramos con mucho público rugiendo a tu lado. Hay que disfrutarlo. Después, ni lo oirás.
El primer tercio transcurrió con miedo. A pasarme y a sus consecuencias. Me faltó concentración. El ritmo no me dejaba. Pero nos estabilizamos, volvimos a la salida, subimos por el Passeig de Gràcia, paseamos la Sagrada Família -20 años viviendo en BCN y la descubrí mucho después: visita obligadísima-, encaramos la Meridiana –muchos y buenos recuerdos-, la bajamos con viento, ligero, de espalda, pasamos la media en un target perfecto (1h19’2”) y nos fuimos a reivindicar La Mina, donde trabajé 3 años. Más la zona del Fòrum, la torre Agbar, que será otro hotel de lujo en la Diagonal, junto al mar. Llegamos compactos pero salimos perdidos en una zona asimilable a aquel Triángulo de las Bermudas que nos explicaba el Dr Jiménez del Oso en el Más Allá.

Y a falta de 10 quilómetros que cada cual arrastre su propio cadáver. Mi amigo se fue en pos de la gloria a 3’30” (hasta que hizo unFabián Roncero, lo que no deja de ser un honor) y yo me quedé solo, calculadora en mano, gestionando mi ocaso. Ya no oía nada más que mis pensamientos. Con la ventaja de saberme el camino dejé que llegara el Arc del Triomf, la plaza de Catalunya, la Catedral y a buscar el mar, Ítaca otra vez. 37, 38, 39, 40…tic, tac, tic, tac…ya estaba hecho el trabajo. Quedaba el Tourmalet del Paral·lel, donde 100 años antes la hipocresía y la desesperación se refugiaban en los falsos paraísos de la droga dura, ahora una parte de la población había elegido meterse asfalto. Desde mi propio mirador, asombrado, corría entre miles de espectadores. Buscaba la curva final, los arcos de llegada. No levanté los brazos en señal de euforia pero sí que me dejé invadir por la satisfacción. Tieso muscularmente, como una viga de hierro, crucé la meta en 2h39’30”, mejor marca personal, 3º de mi categoría.

Seguimos vivos, seguimos para bingo.

¡Saludos!      

6 comentaris:

Diego González ha dit...

Una vez más fantástica crónica. Da gusto leer tus posts. No solo por la pasión por el atletismo que se desprende, sino también por la lectura positiva que siempre sacas.
Las historias, enseñanzas y experiencias de una carrera y más si es de fondo como la Maratón son siempre trasladables a la vida real.
Leyéndote me entran muchas ganas de tener mi primer encuentro con Filípides.

Nos seguimos leyendo.

Un saludo de un abulense residente en Alcalá de Henares.

Rafael ha dit...

Yo soy un maraton man de chichi navo, tu si que eres un gran maratonman, FELICIDADES¡¡¡,esa marca son palabras mayores, marca personal y todo, que grande...el esfuerzo y el sacrificio tuvo su recompensa.
Un abrazo.

Pau ha dit...

Ets molt gran!!

Ferran ha dit...

Diego, muchas gracias por tus palabras. Entrena bien y...¡a disfrutar! Y sí, absolutamente trasladable a la vida real. Lo hago constantemente.

MaratonMan, muchas gracias también. Lo bueno de este deporte es que somos nosotros contra nosotros mismos. Nuestros sueños, nuestras luchas pero todos somos iguales y nadie se parece a nadie. Ni nadie es mejor que nadie, por supuesto.

Pau, felicitats per la cursa (pel fet de tornar a córrer) i per la Bea (tb x ella directament). Marató 2035...segurament animareu als vostres fills pels carrers de BCN.

Un fuerte abrazo a los 3!

NACHO ha dit...

Aúpa Ferran¡¡¡
Enhorabuena por la carrera¡¡¡y por la crónica, da gusto leerte...
Ha sido una sorpresa, leer que corriste la Maratón de Barcelona¡¡¡ Has hecho bien en aprovechar el trabajo que habías hecho semanas atrás¡¡¡
La gente habla bastante bien de esta Maratón, así que apuntada queda...

Dioni Tulipán ha dit...

Felicidades Marathon Man !!!

Ya son 3 años consecutivos de sub 2h40'!! Números que impresionan, de verdad.

Veo que en vez de un FabianRoncero te marcaste otra vez un Bubka ;-)

En TV3 se vio claramente que habías dado TODO, jeje, no tenías ni fuerza para subir los brazos.

A recuperarse!!

Un abrazo, saludos,
Dennis.