I survived to Behòvia 2009

divendres, 19 d’octubre del 2018

Maratón de Berlin. La previa.

Si corro cabeza abajo, mala señal


Desde hace tiempo me ronda la idea de no haber conseguido nada relevante desde enero del 2017 habiendo entrenado más que nunca. Sé perfectamente que es un sentimiento falso, sin ir más lejos en octubre fui subcampeón de España de maratón (M50) y en enero del 18 campeón de media. Junto al, quizás, Campeonato de Catalunya de maratón absoluto del 2016 -fui 2º pero al 1º lo han detenido por liderar la trama de dopaje en la que está metido Fifa- mis mayores éxitos a nivel oficial.

En realidad, este sentimiento extraño proviene de haber competido muy poco en estos 20 meses y de las circunstancias, curiosas, extrañas, que los han acompañado. En la primera parte de 2017 me dejé la piel para hacer un buen Comrades (up) pero el viaje previo a Etiopía me dejó KO y tuve que renunciar a Sudáfrica.

Esas vías verdes que tanto han hecho por nuestro deporte


Tras descartar bichos comencé a entrenar y tras Palma en octubre, en el Campeonato del Mundo de Media de TGN hice mi mejor carrera en estos dos años basándome en las sensaciones vividas. 8º con 1h14’22” y disfrutando muchísimo de la carrera con un sprint final histórico. Top ten con 50 años era algo que creía imposible.

Aunque en enero en Melilla me sentí a gusto corriendo las sensaciones no fueron como en Tarragona. Y a partir de ahí todo fue a peor. Las series me salían pero a cada semana más me costaban. Sensaciones que me retrotraían a dos anemias pasadas pero que en principio descartaba al estar tomando hierro. Corrí en marzo en Salamanca los 3000 indoor y en competición mi estómago se comportó extrañamente. Al forzar los ritmos notaba una guerra mundial intestinal que me impedía correr más rápido, además de perder el foco. Era algo nuevo. A pesar de todo me fui con un cuarto puesto que visto con perspectiva me motiva más, si cabe, para el 2019.

Fotaca por la parte medieval de mi ciudad

La primavera la iban a protagonizar los 10k en ruta y pista. En Iurreta, mediados de abril, saltaron las alarmas. Desde el calentamiento ya me encontré muy flojo. Corrí en 35’ y medio sufriendo lo indecible y vi claramente que debía parar y averiguar qué me estaba pasando. Y la primera analítica nos dio la pista. A pesar de la suplementación de hierro a diario mis índices caían en picado y mi fisio lo vio claro: si tomas hierro y cada día estás más bajo alguien se lo está comiendo por ti. Más analíticas y finalmente apareció la culpable, la bacteria helicobacter pylori. Así que durante todo mayo, 28 días, me tomé 10 pastillazos diarios para derrotarla. Y reduje mis rodajes a 30’ suaves. Pensaba que serían mucho más duros los efectos secundarios a nivel estomacal de lo que realmente fueron y ni pensé en que se manifestarían a otro nivel.

Tras el tratamiento mis números soñados para Berlín eran imposibles –junio 120k/sem, julio 140 y agosto 160- haciendo vida de Pro al aprovechar las vacaciones docentes. Reanudé los entrenamientos y empecé a notar que sí, que los antibióticos me habían dejado KO. Problemas de gemelos y sóleos, cuádriceps y periostitis tibial con algo de fascitis plantar. Una detrás de otra y a veces solapándose. Me pasé junio y julio entre fisios, sufriendo para poder entrenar y sin llegar ni de lejos a los 90 kms semanales. A finales de julio y tras un tratamiento intensivo de fisioterapia más vitaminas B12, hierro, zinc y omega3 para ayudar en la recuperación pude comenzar a añadir volumen y calidad. Tenía 6 semanas. Con la impagable ayuda de mis kalenjines lentamente fui mejorando y aunque sin llegar a mis entrenamientos sub 2h40 me acerqué bastante así que volví a ver Berlín con ambición.

Justo la semana en que mis peores dolores remitían -por algo tan simple como un buen estiramiento de la fascia plantar- corrí un 10k en Tortosa -de donde son las fotos-, organizado por mi club y muy lejos de mi forma me dediqué a sufrir bajo un calor infernal.
A partir de ahí pude sumar 3 semanas de 120k y 2 de 140k y con ello me fui a Berlín, creyendo que podría volver a bajar de 2h40’ y hacer podio en mi grupo de edad en una Major. 

Continuará.

¡Saludos! 

PD: curiosa coincidencia. Hoy que vuelvo a publicar tras mucho tiempo, me he inscrito para Comrades 2019.
 

2 comentaris:

Dioni Tulipán ha dit...

Bien Ferran!!

Siempre es mal síntoma si haces tú menos posts en un año que yo maratones..
Leyéndote, da la impresión que son mayores tus ansias de compensar el tiempo perdido que no la paciencia para formar una buena base y tirar de ahí!
(Pero no seré yo quién para darte lecciones...)

Esperando (con ansias) la segunda entrega.
Que hayas hecho lo que has hecho... estuviste allí con el récordman!!

(Otra edición UP, jaja)

Un abrazo,
Dennis.

Ferran ha dit...

Dennis,

Con respecto al blog vivo un bloqueo que me ha llevado a escribir unos cuantos posts y no publicarlos...hasta que al final pensé que no deja de ser un diario personal (y público) donde sí o sí debería constar Berlin para que pueda releerlo cuando sea más mayor.

Y por el maratón, hoy que he visto Amsterdam y Toronto por streaming, fueron las molestias múltiples las que no me dejaron aplicar mis ideas. Me tuve que ir adaptando. Entrenar uno en verano, eso sí, endurece como una roca si no te derrites por el camino.

Y com ya sabes, tengo una cuenta pendiente con Durban, Up year. Para cerra mi relación con el ultrafondo -dejando de lado mis futuros ultras contigo-.

Abrazo,

PD: haré Barcelona 2019