Cambrils. Clásica de primavera. |
Las semanas posteriores a la MCD han sido extrañas y
ecuménicas, con el objetivo único de mantener la sensatez dentro de las 24h party people en que se ha convertido
el movimiento runner actual. Pero el calendario manda y un mes y cuatro días
después de mi maratón tocaba ser parte de otro, Sevilla, en modo pacer de un
buen amigo en su objetivo sub 2h40’ (intentando estar a la altura de favores
recibidos). Tocaba, pues, gestionar la recuperación de mi cuerpo al tiempo que
sutilmente iba dándole los estímulos necesarios para estar a la altura en el
sur.
De inicio, tras la maratón, mi cuerpo seguía pidiendo
guerra pero no le hice caso y actúe como el señor responsable, funcionario y de
provincias que uno es. Una semana con rodajes de 30’ suaves y algo de gimnasia.
Una segunda semana con rodajes algo más largos y dos sesiones de fuerza/pesas.
Dándole al cuerpo el descanso que no pedía pero que sí necesitaba. Y la tercera
semana ya aparecí por pistas para comenzar a tocar la velocidad con estos
fenómenos con los que entreno. Sorprendentemente, tras un inicio de temporada
muy diesel, me encontré muy bien corriendo los 500 entre 1’29”-1’32”. Ahí me
vine arriba y pensé en indoor.
Comerse 11k en solitario y con viento te pone a prueba física y mentalmente |
Hasta aquí la normalidad post maratoniana alterada por lo
que a buen seguro sería otra tirada larga y rápida para la que no trabajé los
detalles previos de un tapering – tempo
de 18k sub 4’ para refrescar el sistema nervioso central, un Salazar-Rupp en
pistas el miércoles anterior para completar 5k (200m a 48”-200 a 36”), pesas
dos días antes-. AVE mediante nos fuimos a correr los Trials españoles.
Sevilla, con perdón, tenía muchos colores especiales.
Tenía el momento liebre, el momento Enric –amigo que se enfrentaba a su segunda
maratón buscando las 2h48’-, el momento Dottore –colega que iba a por el pódium
Vet y pilló bronce- y el momento pupilos. Todos ellos adictos a la piedra
picada que tras meses de lucha, sacrificio y trabajo iban a correr persiguiendo
sus sueños. Juntos cenamos la víspera –sí, en una pizzería- para confabular nuestras
ambiciones.
Por mi parte, sabía el ritmo pero no cuánta distancia
podría hacer aunque mi apartamento me señalaba el camino. Estaba en el km 39…
Fotos, abrazos, sinceros deseos de suerte y tras un breve
calentamiento nos dirigimos a la salida. Momento éste de íntima soledad en
medio de la multitud. Vas a enfrentarte a 42k. Sufrirás. Vivirás una metáfora
de la vida en la que naces, creces, amas, sufres y mueres. Habrás vivido
momentos de euforia, de arrepentimiento, de dolor, de risas…y de épica, que si
no, nos aburrimos.
Gesto de rabia y satisfacción. Primera vez esta temporada. |
Sabíamos que las 2h40 estaban difíciles pero también que
era posible. La carrera nos diría el dónde. Algo más lentos al principio,
sucedían los kms. Mi mirada iba continuamente del Garmin a mi colega y
viceversa (la estrategia inversa de mi maratón). Casi sin hablarnos monitorizaba
su estado. Recogía los avituallamientos, en vaso -punto en contra- y dejábamos
que las grandes avenidas transcurrieran bajo nuestros pies.
Mantuvimos el
ritmo, lo aceleramos y a las dos horas llegó el sol, espléndido para un domingo
de cañas, pero que nos acabó de machacar y se llevó un par de minutos. Tras
2h32’ y 39kms nos dimos la mano y nos despedimos. No hicimos la carrera de
nuestras vidas pero firmamos una mínima que nos da el dorsal directo para
Boston 2017.
Con 1’93 maratones en mis piernas en tan solo cuatro
semanas debía volver a darle a mi cuerpo el descanso necesario a tanto estrés
físico. Así que semana de rodajes de 30’, un par de 10k también por
sensaciones, dejando que el cuerpo decidiera por mí y a la media de Cambrils,
donde la falta de presión era total.
Con un viento incómodo pero menor que la ciclogénesis
explosiva esperada –Mad Max- salí ligeramente más lento que lo natural –la
anarquía y la anaerobia van juntas de la mano- y recuperé puestos hasta donde
pude. Dos vueltas en las que disfruté de compañía en la 1ª y de soledad en la
2ª. Sin mirar el reloj en ningún momento, contento por haber leído bien la
carrera y algo al límite físicamente enfilé la meta pensando que si corría en
hora quince –no miré ni un solo parcial- me dejaría muy contento, dieciséis
normalillo y diecisiete algo deprimido –sin faltar a nadie XD-. Por lo que ver
hora catorce me instaló en una cierta euforia y me permitió, en ocasiones, ver
un indoor.
¡Saludos!
PD: si sois lectores habituales habréis visto que tengo intrusos en el blog. Disculpas por esas entradas piratas.
PD: si sois lectores habituales habréis visto que tengo intrusos en el blog. Disculpas por esas entradas piratas.
3 comentaris:
No tinc paraules Ferran. Un Pacer de 39 kms ?!? A ritme sub 2h45!!
I després fer un solo sub 1h15...
Sembla que ara surten els moltíssims kms picando piedra.
Un claro caso de justicia atlética!!!
Comrades, ¿¿cuándo??
Un abrazo,
Dennis.
Aúpa Ferran¡¡¡
Enorme, 39km de pacer después de la gesta de la MCD¡¡¡
por lo que dices, seguro que te vemos en indoor, tiene pinta de que estás con esa chispa, 1:14 en Cambrills, jodó¡¡
A seguir recuperando
Dennis, ya mismo voy a intentar 8 semanas de 120s para Comrades, que es el 29/5, aunque me está costando motivarme a saco ya que allá voy de turismo atlético, sin objetivos, solo acabar.
Gracias Nacho, al final tenía menos chispa de la prevista para los 3000. Pero estoy satisfecho con la marca.
¡Saludos!
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