Mi flor preferida de siempre es la magnolia. Blanca,
luminosa y perfumadora hasta rozar el Stendhalazo. Junto a la planta de la
albahaca y la flor del calabacín (rebozada y con pizca de sal) sacan al vegano
que llevo muy adentro de mí. Quizás debiera votarse hoy mismo y por la vía de
urgencia, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, su inclusión en el
patrimonio vegetal de la humanidad. Un poner.
2015. La primera magnolia de la temporada me la encuentro
paseando por Granada, en la plaza del Ayuntamiento. Si fuera noble y feudal (que no, aunque sí sea un samurái del asfalto) en mi escudo de armas habría magnolias. Me han
acompañado desde el principio de mis tiempos y son pequeños tesoros efímeros que
eclosionan cuando la primavera tiende irremediable y gozosamente hacia el
verano. Quizás por ello haya poca relación entre las magnolias y las medias,
pertenecen a tempos distintos aunque a veces, como hoy, coincidan. En el Boston
primaveral y maratoniano florecen las magnolias rosas, que también son bellas
aunque carezcan del perfume embriagador de sus primas blancas.
Magnolia del huerto de mi abuela |
Unas horas antes de toparme con la primera, he hecho, sin duda
alguna, la peor media de la temporada. Era la 8ª y justo 8 días después de la
mejor. Pero mi cabeza está tranquila, no hay interrogantes, ni tristeza, ni
rabia. Simplemente deberé prestar más atención al calendario cuando planifique
mi temporada. Muscularmente no estaba recuperado y los 30 grados en un circuito
rompepiernas y callejero no han sumado.
La importancia de lo isotónico |
Una cerveza que sabe a gloria en la
plaza del Campo Verde, dónde si no, aporta su cuota en la ineludible
reconstrucción muscular. Entre sorbo y sorbo doy mentalmente la bienvenida a la
pista y a las carreras populares de distancias cortas de los próximos 2 meses y
medio de temporada que tengo por delante. La media ha muerto. ¡Viva el 5.000!
Explicar mi carrera es contar una lenta decadencia
auxiliada por los muchos quilómetros acumulados durante la temporada, los
cuales me han dejado un punto forrestgumpiano
y tractoril, que quieras que no, salvó mi dignidad.
Uno se da cuenta rápido, en los primeros minutos de un
calentamiento, de si tiene piernas o no. Y hoy, llegada la primera curva confirmo
las sensaciones. Respiro bien pero no voy. Tras los primeros compases explosivos,
miro y veo a las chicas favoritas agrupadas (y a varios de los de mi categoría
que se van yendo) así que tiro de manual. Me quedo con ellas y si las aguanto
tengo garantizada una hora catorce/quince que me llevará hacia adelante y
quizás al pódium. La teoría bien, la práctica…se acaba en el 14, cuando se
desatan las hostilidades entre ellas. Se van y soy incapaz de seguirlas. Me
quedó y voy paseando los quilómetros por el centro de Granada en dirección a
meta. Por suerte, la organización ha puesto múltiples y generosos
avituallamientos con lo que puedo ir bebiendo y remojándome, refugiándome del caloret del casi verano. Arribo con
muchas ganas de llegar y me sorprende el reloj (1h18’14”). No creía que hubiera
ido tan lento. Al contrario que aquel yo sí he conocido mis límites.
Cuando despertó la salida, el menda aún estaba ahí |
En cualquier caso no olvido que cada carrera es una
celebración y no siempre sale todo bien así que me despido contento y
satisfecho.
Seguiremos en la senda de los picadores de piedra.
¡Saludos!
2 comentaris:
Aúpa¡¡¡
bien Ferrán, cada carrera es una celebracióin¡¡¡ algunas veces las piernas no van, y ya está¡¡¡
Gran temporada la que te has marcado CracK¡¡ ahora a por esas carreras cortas, donde seguro que vas a estar a un grandísimo nivel¡¡¡¡
Graciàs Nacho, ya mismo me pongo y cuento un poco como está yendo la pista.
¡Saludos!
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