Ready!

Grande! Charles Terron

Tras un largo periodo de inapetencia escritora, fruto de cambios profundos en mi ser, interior (sobre todo) y también exterior…tras un largo periodo que ha incluido 3 más 1 semanas de baja atlética…algo vuelve a encauzarse. 6 semanas de julio y agosto de rodajes sin reloj (y sin camiseta), en los que las pulsaciones, elevadas, anunciaban (denunciaban) estados de forma lejanos, conseguí a partir del 20 de agosto iniciar mi ruta a la MCD, objetivo de la temporada en enero del 2014.

Contemporáneos de exhibición vintage

Ya con 2 semanas de 80 quilómetros, con unas sorprendentes cuestas (2kms) en tiempos inimaginablemente buenos afronto mi personal y Canoviana preparación para el maratón. Con un calendario más moderado que en años anteriores pero con la catedral (Behobia) incluida. 
 

Nuevos proyectos como tutor de corredores y pseudo entrenador hacen que uno no pueda más que estar satisfecho e ilusionado con la confianza que los demás me otorgan. 

Además, como no vamos a ser menos que Mo Farah, Jordan Hasay o Galen Rupp, he convencido a mi profe de Pilates para que haga una hora a la semana de pre-habilitación en su centro.

Pata más corta = menos desarrollo

Y siguiendo con lecturas de todo tipo, disfruté muchísimo con la autobiografía de Charles Terront, uno de los primeros profesionales del biciclo y de la bicicleta, a finales del XIX, transición de un medio a otro, como el título del libro anuncia, Inventando el ciclismo. Este, como un keniata cualquiera, cuando empezó a competir como profesional (cuidado: en estadios con más de 15.000 espectadores) ya llevaba las 10.000 horas de talento. Creo que ya lo dije con relación a otro libro de la misma editorial Cultura Ciclista, si queréis a alguien a quien le guste el ciclismo ya estáis tardando en regalárselo.

¡Saludos!

Qué bestias eran! Y sin geles!