Una mañana de domingo... |
Y tras los males, agosto fue prodigioso. Poco a poco, a
cada sesión de calidad comprobaba la mejoría de mi estado de forma acercándome un
poco más a mis hermanos kalenjines. No iba a tatuarme en mi puto pecho dónde
estaban mis límites pero claramente veía que los 51 años no eran la barrera que
me había llegado a creer.
Llegó Berlín, descansé 5 días a pleno pulmón y encaré
mi siguiente objetivo, nuestro mundial de media particular en Tarragona. Tras
2años machacándome en soledad este verano comprobé que quería volver a
entrenarme, esto es, a gozar de cierta anarquía apostando por el entrenamiento
colectivo y sacrificando la sabiduría de Luís del Águila quien, por otra parte,
seguirá llevando mis entrenamientos de fuerza. Desde finales de septiembre a
finales de noviembre trabajaría ritmos rápidos y no miraría el volumen antes de
encarar la preparación de otro maratón. Y así ha sido.
Rodeado de colegas de sufrimiento |
Tres semanas después de Berlín comencé, tímidamente,
con la calidad. Lo justo para llegar a un 10k en ruta, en La Galera, donde
quería estar porque dan unos trofeos magníficos fruto de la milenaria tradición
de alfarería local. Corrí en 36’ justos y me llevé el trofeo de mi categoría.
Me encontré falto de ritmo pero solo habían pasado 20 días desde el maratón así
que lo di por bueno. Octubre sería, eso sí, un mes de pico y pala. La idea era
que, con 3 sesiones de calidad a la semana, trabajara ritmos rápidos en series
cortas –de 1k a 3k- y tempos a 3’30”, el ritmo objetivo en la media. En
noviembre tenía otro 10k y ahí sí habría un test definitivo. Pero las series
fueron de bien a mejor y encadené algunos de los mejores entrenamientos en años
en uno de los mejores escenarios locales y que desconocía: el hipódromo de
Vila-seca junto a Port Aventura. Vueltas de 950m en una superficie blanda que
enlentece un poco -lo que no mata…- pero que castiga mucho menos que el
asfalto. Un día con 10x1k, recuperando 1’ que hicimos entre 3’19”-3’22” y otro
con un tempo de 8k (3’28”) más un km en 3’16” me convencieron que había llegado
a un nivel con el que ya no contaba y con una reacción instintiva que me sorprendió.
Habitualmente con la gente con la que entreno adopto un rol más pasivo, sin
atreverme a dar relevos porqué bastante tengo con seguirles. Pero tras 2k en el
tempo se cortaba el grupo con el fiera que iba a la cabeza y decidí responder,
tirar y volver a cerrar el grupo. Tras un par de años sin actuar así me sentí
contento y vi que podía comenzar a ser ambicioso. Recuperaba mi confianza atlética.
1r km y les pillo |
En Jesús (pedanía de Tortosa que cuenta con mi
simpatía si inician un proceso de autodeterminación) salí conservador debido al
barro acumulado, alcancé al grupo antes del primer km y juntos seguimos hasta
el km 9. Un 3’20” y un 3’17” finales atestiguan que corrí fuerte aunque me
quedó la duda de si hubiera podido sufrir más al final y dar algún susto. Pero
estaba tan satisfecho de haber vivido la carrera en primera persona y hasta el
final que quizás, solo quizás, no supe sufrir del todo –algo facilísimo de
escribir por aquí y difícil de ejecutar a 500m de meta-.
Esa bonita pomada |
37’45” en julio, 36’ en octubre y 34’28” en noviembre
como metáfora del picapedrerismo.
Anti aging |
A un día del mundial de media, las señales son
excelentes.
¡Saludos!
1 comentari:
Enhorabona Ferran! Quina sana enveja em dones. Endavant!
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