Atención a mi izquierda, la selfie de riesgo |
Estas
últimas semanas tras la maratón han sido una metáfora de toda una vida. Me ha
sucedido de todo un poco y, aunque en ocasiones haya tardado en digerirlo o
incluso aún esté en proceso, creo que globalmente he sabido encauzarlo y seguir
en el camino con algunas cicatrices más.
La
idea previa era relajarme de 3 a 4 semanas tras el maratón (lo que significa
rodajes sin más y algunos días de descanso intercalado) y desde mediados de
abril ir incrementando los entrenamientos con un intento de supercompensación a
principios de mayo en vistas a las medias de L’Ametlla de Mar (final de las
Half Marathon Series) y Granada (campeonato de España de veteranos), incluyendo
en medio algunas competiciones en modo fatiga (por haber seguido haciendo
calidad y pesas los dos o tres días antes).
La
realidad, como siempre, sobrepasó a los planes y lo último que me esperaba
sucedió. Rodando a 5’ en modo suave noté un pinchazo en la zona del aductor
derecho. 300 metros más y paré, llegando andando a casa y siendo incapaz de
levantar del suelo la pierna. Pensé en una rotura fibrilar o algo peor. Pero lo
gestioné bien. Parte de la temporada ya estaba hecha y hay, obviamente, sucesos
mucho más graves en la vida de uno y en la de los otros como para quejarme por
una lesión, ni que fuera grave. Un par de días de fixed y un médico acertó con
el diagnóstico: psoas ilíaco bloqueado, así que trabajo manual y a rodar. Unas
cuantas punciones en seco después y bastante dolor ya estaba otra vez con mis
tempos. Solo habían sido dos semanas a medio gas. 45k y 58k de rodajes
tranquilos respectivamente. La forma no habría bajado mucho.
Con un baranda y Jordi Bastel al fondo |
Así
que de cara a los dos objetivos me quedaban 2 semanas de carga (con
competiciones para machacarme más), una de recuperación con la primera media en
sábado y otra casi similar, regeneración y media.
La
primera semana de carga opté por un tempo el martes, unas buenas cuestas el
jueves y el domingo doble competición. 10k (34’28”) y 20’ después de acabarlos,
el primer relevo de un 2 x 5k. Día exigente que otorga réditos días después.
Aquí, en cambio, lo más simple me dejó tocado. Competí en los 10k de tú a tú
con Jorge, Míster Podium. Como su nombre indica es muy difícil ganar a Jorge,
bajo cualquier circunstancia. Y tras 9.500 metros codo a codo (nunca mejor
dicho) se me escapó y llegué segundo. El simple hecho, la sensación casi diría,
de no haberlo dado todo, de haberme rendido antes de tiempo, bailó por mi
cerebro durante días. Estaba muy enfadado conmigo mismo. Tonterías.
La
segunda semana otro tempo de 12k el martes (9k a 3’46” + 3k a 29”), 4 miles el
jueves recuperando 500m entre 3’6” y 3’10” (ahí gané confianza), microcalidad
el sábado con 14k y 6 en medio a 4’ y un 5000 en asfalto el domingo en BCN, en
la carrera que organizaba el grupo Godó para celebrar los 15 años de su
emisora, líder en Catalunya en muchas franjas horarias. 5º desde los 500m, me
marqué una contrareloj individual en 16’39”. El trabajo estaba hecho.
Jaume Soler Martín, In Memoriam |
Y
todo lo anterior quedó en una simple anécdota porqué un compañero de nuestro
club, Jaume, nos dejó tras un mes de enfermedad fulgurante. Se fue como era él,
con discreción, dando ejemplo hasta el último momento de su generosidad
extrema. Siempre estaba ahí, ayudando sin que te dieras cuenta, participando en
todos los eventos sociales, echando una mano. Muchos lo queríamos mucho y así le
rendimos homenaje el pasado sábado, antes de la salida de la media de l’Ametlla
de Mar en la que habría participado. Ahora estará corriendo y nadando entre las
nubes y en nuestros corazones, un poco más tristes.
¡Saludos!
2 comentaris:
Aúpa Ferran¡¡
siempre aprendiendo de tus entradas¡¡¡
seguro que llegas a tope para Granada, Suerte¡¡¡
y como bien dices, hay cosas más importante en esta vida¡¡
PD. Descanse en paz JAume
Gracias Nacho! Nos seguimos
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