Run Gerry, run |
Cae la tarde primaveral en las pistas de una ciudad de
provincias y la combinación de olores a tartán y polen activan la memoria de mi
adolescencia atlética. Aquellos olores de aquellas tardes de entrenos y amoríos
jóvenes después del instituto, cuando combinábamos las series de mil y nuestra
explosión hormonal. Nostalgia.
Proclamaba el Coronel Kilgore en Apocalypse Now su amor
al olor del napalm por la mañana. Mi olor a tartán en las tardes luminosas de
abril y mayo.
Acompaño mi recuerdo con la lectura del libro Whenrunning was Young and so we were, una recopilación de los artículos publicados durante
20 años sobre el atletismo de fondo norteamericano por Jack D. Welch desde
finales de los setenta.
Por mis antecedentes, con familia en los USA y
suscripción a la revista Runner’s world americana por aquella misma época,
muchos atletas me son muy familiares y ya he sido fan de muchos de ellos (y
ellas). Habla de atletas que llegaron a lo más alto (mantenerse es muy difícil
por las lesiones; más en aquellos tiempos), de carreras clásicas, de mitos
(Joan Benoit, Alberto Salazar, Bill Rodges y Mary Decker), de fabricantes (muy
interesante el perfil de Phil Knight)…en definitiva sus páginas me transcurren
muy rápido entre las manos, casi tanto como las series que hacía en aquellos
tiempos.
Quizás porque lo descubrí mucho más tarde me quedo con
las reflexiones de Gerry Lindgren, uno de los talentos más precoces del
atletismo norteamericano (su récord en 5.000 de 13’44” con 18 años, sólo lo
pudo batir un tal Galen Rupp, ¡40 años después!).
Gerry, con 18 años, no fue campeón olímpico en Tokio por
una estúpida lesión en un tobillo. Sí ganó su compatriota Billy Mills a quien
Gerry había apaleado en los Trials unas semanas antes. Su estoico régimen de 320
km a la semana Inspiró en el duro trabajo y esfuerzo a toda una generación de
atletas que protagonizó la década de los setenta. Hablo de Frank Shorter, de
Steve Prefontaine, de Boston Billy. Así pues, sus consejos son sabios. No cree
en el talento sino en la actitud. Ser protagonista en carrera, hacer que las
cosas pasen a partir de una estrategia cuyo origen está en el entrenamiento, en
el trabajo duro.
También merece ser destacada su heterodoxa visión de las
lesiones. Las cuales considera una bendición porqué permiten, de un lado que el
cuerpo descanse –seguramente, la misma causa, el cansancio, de la lesión- y por
otro, a nivel psicológico, nos dan hambre de volver a entrenar, de hacer las
cosas bien, de reflexionar. Y como en una dinamo, la energía acumulada saldrá
una vez hayamos sanado.
Pre también admiraba a Gerry |
Placenteramente entregado al bucle melancólico y
sentimental aliñado con algunas tristes e inaplazables experiencias vitales sigo
en lucha para encarar con muchas ganas 3 buenos meses de entrenamiento más
centrado ahora en la pista y en algunos mundiales locales que se acercan camino
de la primera semana de agosto cuando espero competir en Lyon en el mundial de
los de mi grupo de edad, ¡oh yeah!
Amo el olor a tartán y primavera a últimas horas de la
tarde.
¡Saludos!
1 comentari:
Ferran!!
Sí, no hay mejor época que la primavera!! (por muchos motivos).
Contagiado por el romanticismo de la época dorada del running de los yankees, no he dudado en engrosar yo también un poco la ya abundante cuenta de Mr. Bezoz.
A la vez contento que por fin un español haya podido bajar holgadamente de las 2h10.
A disfrutar del tartán!!!!
Abrazos,
Dennis.
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