I survived to Behòvia 2009

dilluns, 1 d’agost del 2011

Nacidos para correr.

El libro.
 
Me acuerdo perfectamente de muchas cosas absurdas, por eso suelo ir a cuantos concursos de TV puedo. Remuneran bien y pasas el rato. Siendo la memoria un recinto extraño que guarda información aleatoriamente (y si estás mal incluso te la cambia sin tu ser consciente)...me resultaba muy curioso cómo, a medida que iba leyendo la obra, me acordaba de ciertas partes de la misma; historia cierta al ser una novela de no ficción.

Cabe recordar que este libro es un best-seller. Ha sido ya un éxito millonario de ventas en los USA y en todo el mundo. Quizás porqué ha sido publicado en el momento oportuno, coincidiendo con el auge, categoría boom, del correr en aquellas civilizaciones que se pueden permitir este querido lujo nuestro, esta bendita necesidad del no sedentarismo.

Jurek y un Tarahumara: apréciese la similar zancada.
 
Lo de la memoria viene a cuento porque leyendo el libro me venían destellos de haber leído en un RW USA a mediados de los 90 un artículo sobre unos indios mexicanos que eran capaces de correr centenares de quilómetros, sin apenas nada más que sus piernas y pies. Recuerdo también cuando descubrí a Scott Jurek. Había ganado su primera WS siendo muy joven, pero lo más interesante era su perfil, su personalidad. Sin importar el orden era fisioterapeuta, vegetariano (y buen cocinero), trail runner…era (y es, pero ahora todo es mucho más público) una buena persona (se cortaba sus melenas –quien pudiera-  y donaba su pelo a una organización de enfermos de cáncer) y correr era, sin más, una forma de vida (en esos tiempos Anton Kupricka era adolescente, Kilian pre-adolescente y de Geoff no supe nada hasta el año pasado).

Mmmm...qué hace esa lata de coke ahí?

Mezclándolo todo y contándolo con ritmo y sentimiento sale esta novela con la que he disfrutado mucho. Nos cuenta la historia –tranquilos, que no habrá espoiler- de los indios Tarahumaras de las quebradas del Cobre –si podéis ver la película El tesoro de Sierra Madre de John Huston admiraréis el paisaje-, un remedo de monjes Shaolin del correr, y un blanco que consigue integrarse en tan remota cultura. Éste organiza una carrera única que es más un encuentro entre culturas. ¡La alianza de civilizaciones!. Añadimos, cómo no, un alegato barefootiano, un ataque directo al calzado –que no digo yo que no, pero auguro una gran carga de trabajo para podólogos y fisioterapeutas ante la ligereza con que se trata tema tan complicado -más una apología del hombre neolítico que éramos y al que hemos traicionado vendiéndonos al neo-sedentarismo- y tenemos una magnífica obra que incluso agradará a aquellos que no gustan del correr. Ideal para el ferragosto.

Saludos!