
Steve Prefontaine vivió rápido (a 2’45” el quilómetro), murió demasiado joven (24 años) y dejó un, como mandan los tópicos, hermoso cadáver. Y quizás de ahí su fama mundial.
En la escuela no destacó como un avezado runner pero sí lo suficiente como para elegir (que envidia me ha dado siempre el sistema de becas deportivo-universitarias americanas) la Universidad de Oregón y poder entrenar con el no menos mítico Bill Bowerman, co-fundador de Nike y famoso entre otras cosas por ser el inventor, con la herramienta para hacer Gofres de su mujer, de las suelas Waffle.

Fue siempre un front-runner, es decir, un corredor que tiraba desde el primer metro, no ahorraba esfuerzos y reventaba a todos sus rivales antes de ganar. Y ganó muchas veces. Tantas como 120 de 153 carreras. Era carismático y atractivo. Y ello le granjeó múltiples fans que durante sus carreras le animaban con el grito de Pre! Pre! Pre! mientras llevaban una camiseta con la palabra Legend impresa. Llenaba estadios y por eso tuvo problemas con la entonces más que estricta Amateur Athletic Union, que le acusaba de profesional –peor, en aquellos tiempos, que ser catalán- al sospechar que Pre cobraba fijos de salida. No lo pudieron demostrar y Pre pudo competir en los JJOO de Munich en 1972. Y allí lideró los 5.000 hasta que a falta de 150 metros le sobrepasaron Viren y Gammoudi. Y, para morirse…como los tiempos avanzan que es una barbaridad véanlo ustedes en diferido vía San Youtube.
En 1975 batió 7 records USA, desde los 2k a los 10k. El 30 de mayo, volviendo de una fiesta, dejó a Frank Shorter (oro en maratón en Munich, plata en Montreal y junto a Pre artífice del running boom de los 70 en los USA, del cual me declaro heredero) en su casa y poco después tuvo un accidente de coche, falleciendo…una placa dónde ocurrió, Pre’s rock, testifica el lugar.
Por eso me he propuesto correr el maratón de Boston homenajeándolo con un bonito moustache, digno sucesor de los de Village’s People. Un mes sin afeitarme (descubro con horros que Mayorejeaba), que tristemente me alejó, al contrario de lo que yo pensaba, de Kupricka (ponle un saco y le quedará divino; cochina envidia la mía, grrrr), dio lugar el pasado jueves a mi primer bigote. Menos mal que queda la ostia de moderno porque me está costando verme así…testificaremos vía este blog su crecimiento personal.
Los entrenos van. Mucho trabajo por un lado, pequeñas molestias por el otro, me han dejado con sensaciones no muy positivas. A pesar de ello, no mucha calidad pero sí 95k la pasada y 101 esta que señalan el buen camino. A ver qué tal la próxima en los 10k de Cambrils donde me gustaría recobrar la chispa perdida.
Saludos,