
Dos sesiones, dos, consecutivas, de búsqueda de los límites. La primera el sábado. Un principio clásico de colocación como objetivo básico. Y de encontrar el ritmo. El objetivo no era otro que superarlo. Por sensaciones. Los primeros quilómetros siempre pasan más lentos. Cuesta llegar a las secciones mentales (y reales) que nos hemos predefinido. A media distancia de la meta atravieso un momento de confusión. Me desvió del camino y tardo en darme cuenta. Veo cocinas y flechas del revés. Uno quiere gustarse y el agotamiento te humilla. Voy sin geles. Finalmente reconozco la entrada, cerca de donde aparqué. El final siempre es agradecido pero los momentos previos siempre son dolorosos. Finalmente encaro la sección de textil y saco fuerzas de flaqueza para pillar lo previsto. La marea humana es brutal. Benarés en L’Hospitalet. Cuando llegó a las plantas no puedo más. Estoy a punto de derrumbarme. Insulto a un ficus benjamín. La anaerobia me puede. Encaro la caja 11 de las 37 existentes. Ahora estamos parados. Leo con horror que la mía, elegida al azar, sólo permite diez artículos. Cuento y llevo trece. Paso sin problemas y acabo. Ha sido de largo la peor experiencia física de la semana. ¡A quién se le ocurre ir al Ikea un sábado de un fin de semana largo! Por eso, hoy, los 34 quilómetros han sido pan comido. Incluso con un disparo de unos cazadores que ha pasado a dos metros de mi cabeza.
El resto de la semana muy bien. Las series largas cada vez más fáciles por debajo de 3’30” y las de mil de 3’20”. Un octubre que acaba hoy en el que he sumado 412 quilómetros con una media de 93 por cada una de sus cinco semanas. Encaro emocionado la última semana previa al tapering. Me lo he currado.

Además, emoción por partida doble. Cada vez tengo más claro que los descubrimientos personales incesantes me motivan al máximo. Dorian, Barceló, Anthony and the Johnsons y ayer Rodrigo Cortés. España se sacude la caspa, espero que definitivamente –los políticos siempre a cola de la sociedad-, con los nacidos en los setenta y ochenta. Gente como Juan Carlos Fresnadillo y otros a los que se disputan las grandes majors de Hollywood. Poca broma con la industria de la cultura occidental. Vi en V.O.S. Buried y a pesar de las elevadísimas expectativas con las que acudía, que siempre actúan en contra, disfruté con la magia creada por un director al que comparan con Hitchcock y del que ya he disfrutado más de una entrevista. Un tipo listo, honesto e inteligente. Industria catalana. Y antes del visionado, como leyéndome la mente, me pusieron el tráiler del documental sobre Banksy. Junto a Julian Assange, uno de los múltiples fulanos y fulanas interesantes a seguir.

Brindo por los nuevos posts y aquí os dejo, junto al tráiler oficial del documental Exit through the gift shop, la crítica del mismo por Carlos Boyero más otra curiosa noticia.
Saludos,