I survived to Behòvia 2009

dissabte, 24 de desembre del 2016

La soledad era esto.

Km2 y ya en solitario. Looking for the chispa!


La lluvia nos dio 3 semanas más de pico y pala para enfrentarnos al mundial de media en Tarragona, territorio kalenjin. 21 días más de series, de tempos, de rodajes lentos y tertulianos, una mayoría de sesiones grupales que dispararon nuestro índice de gozo a la par que quinieleábamos nuestra propia clasificación. Refuerzo vital.

Con este espíritu acudía a mi tercera carrera de la temporada, esperando que el minitapering me diera el mismo puntillo que noté en las piernas, 3 semanas atrás, mientras calentaba antes de conocer que se había anulado la carrera por la fuerte tormenta que seguía cayendo. Pero son las cosas de la vida, son las cosas del correr y el puntillo de la guarda no quiso aparecer. The fucking puntillo.

Tirando del efecto ancla: pillas un referente por delante y que no se marche del campo visual


Sinceramente veía factible bajar de los 75’ y firmar un top quince…esa era la idea que me llenaría de alegría, de una absurda e íntima satisfacción. Iba a mirar los dos primeros parciales –controlando que la locura de cada salida no se me llevara por delante- y a correr por sensaciones. Y así fue, pero no contaba con comerme 21k en solitario, otra vez esta temporada. Y así devoré los kms, acercándome peligrosamente a algún kalenjin pero finalmente fui incapaz de conectar con ningún grupo. El fuerte viento tampoco sumó y la marca deseada voló hacia algún lugar lejos de mis piernas y mi ánimo.

Mitad de los objetivos logrados: 13º y 1h16’46”.

A día de hoy me quedan quince días claves para acabar el periodo específico cerrando esta semana con más de 140 kms. Hoy mismo, sábado, han caído 28kms a 3’55” en otro entrenaco bestial, rodeado de kalenjines cuya ayuda y solidaridad es emocionante, generosa e imprescindible. Les admiro profundamente.




Tanto tiempo intentando entender qué era la soledad del corredor de fondo y lo descubro ahora, 38 años después de haberme puesto mi primer dorsal. Tras una vida atlética de ausencias y soledades, de vueltas y vueltas a la pista, disfruto de los mejores momentos deportivos de mi vida entrenando con mis compañeros. La soledad la dejo para las competiciones, cuando me toque sin haberla elegido.


Vámonos para la meta
  ¡Saludos y Feliz Navidad!
No perdamos de vista lo afortunados que somos

divendres, 9 de desembre del 2016

A vueltas con Proust.

Movember y Munich'72


Junto a mi hermana tengo el privilegio de poder asistir en plena madurez, la mía, a actos de reconocimiento y homenaje, en vida, de la obra poética de mi madre (añadiría también que también lo son de su carácter y trayectoria vital).

Además del orgullo que uno siente, además del modelo y ejemplo vital que representa y es, me permite ir conociendo su obra también a través de los ojos de otros, ampliando la visión, dándome más y mejores pistas para su interpretación.

Movember y Pre


Creo no equivocarme si digo que el poemario del último tercio de su vida incide en los recuerdos de la infancia y adolescencia, recuerdos de paisajes, de olores, de personas, revividos en la imaginación y en la realidad, analogías de viajes, instantes que devienen eternos en su/nuestra memoria. Magnolias, campos de jara, Extremadura…volvemos a Proust.

¿Unas cuestecillas? Rudy Chapa y Al Salazar


En mi Proust ocupan un lugar privilegiado las revistas Runner’s World de finales de los setenta y de principios de los ochenta (las vendí a peso, qué no daría yo ahora por ellas) y por ello y por haber leído desde diferentes ángulos las vidas de Bill Rodgers (Boston Billy), Alberto Salazar (The Rookie), Joan Benoit, Frank Shorter, Fred Lebow, Amby Burfoot, la carrera veraniega de Falmouth, Tommy Leonard y su taberna mítica de Boston…casi es como si lo hubiera vivido (y corrido) en primera persona. Munich’72, Pre, Boston Billy, el dominio de la gran sufragista del asfalto en el maratón femenino y su primer oro olímpico en maratón, el Duelo al sol…y no me canso de releer aquellas historias, sin duda alguna míticas y de eso trata Kings of the road. How Frank Shorter, Bill Rodgers and Alberto Salazar made running go boom. Aquellos años en que corrían pocos (pero cómo lo hacían) que fueron la antesala de lo que contemplamos hoy, atónitos, los que llevamos unos cuantos años corriendo. Destacaría por nuevos e interesantes los capítulos dedicados a la lucha contra el dopaje y la reivindicación del profesionalismo que sostuvo Frank Shorter gracias a su estatus de atleta de élite y abogado formado en Yale. Los que pillaron los días de vino y rosas de finales de los ochenta y los noventa están en deuda con él. Con ellos.
Algún año iremos a Falmouth


A nivel atlético, con ocho semanas a pleno rendimiento y sin molestias, con sensación de tener ya piernas, el puntillo, he entrado en el túnel del volumen superior a los 120 kms/semanales, cuando la vida gira en torno al correr –qué como, cuánto duermo-, conducta egoísta que durará hasta Reyes. Antes, el 18/12, correré la media de TGN con ganas de ver dónde estoy realmente y la hora catorce como objetivo.

¡Saludos!