Blog de un atleta de largo recorrido. Llevo corriendo desde 1979 y excepto un maldito paréntesis de 6 años debidos a una grave lesión espero seguir haciéndolo hasta el final.
110 años entre los 2, ¿quién dijo que correr es de cobardes?
William Henry Rodgers, mucho más conocido como
Bill Rodgers, es uno de los grandes mitos del atletismo estadounidense. Tomó el
testigo de Steve Prefontaine (me cuentan desde Beaverton que Nike va a apostar
este otoño per revitalizar aun más su figura; digo yo que a los que lo homenajeamos podrían darnos algo :) y de Frank Shorter (vencedor del maratón
olímpico preferido de los gafapastas: Munich 1972) e impulsó en la 2ª mitad de
los setenta el primer running boom
conocido, el norteamericano.
No es mito quien quiere sino quien puede. Y para
ello, hace falta, además de haber cosechado grandes resultados atléticos, tener
carisma. Algo inmaterial que le entre a la gente y que logra que el mundo
empatice con él. Describamos, pues, en primer lugar su impresionante currículum
atlético.
En ocasiones veo (varios) contratos con la industria
Los fanes disfrutemos mucho en la tienda-museo
1975, maratón de Boston, un desconocido chaval
rubio se escapa del pelotón antes de la media (por allí le vio pasar Alberto
Salazar, aquí lo cuento) y a pesar de que se detiene para atarse las zapatillas
vence con récord USA: 2h9’55”. Allí nació el mito, aunque dos semanas antes ya
hubo una prueba de su brillante estado de forma. Quedó tercero en el mundial de
cross (por entonces Cross de las Naciones) inmediatamente detrás de…Mariano
Haro!! y por delante del kiwi Sir John Walker (campeón de los 1500 en Montreal’76
y primer hombre en bajar de 3’50”). Durante la 2ª mitad de los setenta,
mientras en Studio 54 corría la fiesta y la heroína, Bill infligió un dominio
hegemónico en el asfalto mundial. Fue número uno del ranquin mundial de maratón
los años 75, 77 y 79. Ganó 4 veces en Boston (75, 78-80) y en NY (76-79),
además de conseguir una victoria en los maratones de Fukuoka, Houston,
Amsterdam y Melbourne.
Rosa Mota, Parabens!
No tuvo suerte en los JJOO pues acudió lesionado a
Montreal donde solo pudo ser el 40º y en Moscú, habiéndose clasificado, no compitió por el boicot político de Ronald Reagan y sus
secuaces ideológicos, responsables de parte del desaguisado que hoy nos
mortifica a todos. Tranquilos que no seguiré por ahí sino que continuo con Bill
que es mucho más agradable. En 1978 ganó 27 de las 30 carreras en que
participó, los maratones de Boston y de NY incluidos.
No corren, vuelan!
Y a lo largo de su carrera contabiliza, de 59
maratones finalizados, 28 marcas sub 2h15’ y 22 victorias. Lo dicho, un gran
atleta. Y mejor persona, como pude comprobar personalmente en la feria del
corredor del maratón de Boston de este año. Tras haberme fotografiado junto a
las mechas del ultrafondista y ultra hacha del márquetin Dean Karnazes, vi una
cola que se comenzaba a gestar y allí que me coloqué justo viendo después que
Bill iba a firmar autógrafos. Llegué a él enseguida, la cola rápidamente mudó a
quilométrica, y al decirle que era from
Spain me explicó sus batallas junto a Mariano Haro y me comentó que quizás
ya estaría habituado a entrenar con 20 grados, lo cual me iría bien para el
lunes del maratón a lo que asentí. 3’y
un par de fotos bastaron para mostrarme que es alguien especial.
Fred Lebow, Grete Waitz y Bill: masters del Universo!
Como diría Yolanda, Bill sabe estar. Y es que
aunque nunca haya ejercido su profesión, licenciado en Sociología y máster en
educación Especial, porque su pasado es muy rentable es un tipo listo y
sensible. De su background
estudiantil hay un detalle muy relevante. Era el compañero de habitación de
Amby Burfoot (futuro jefazo de la revista RW) cuando éste ganó en Boston en
1968.
Último vencedor norteamericano (1983): Greg Rubalcaba Meyer
The Boston Globe del día después (1975)
Tan listo es, que en los breves 3’ que compartimos
me explicó que tenía una tienda de running en Boston, que yo ya conocía. Si
algún día estáis por Boston no os la perdáis. La lleva su hermano, que es más
hippy que él, con largas y blancas barbas y cola de caballo y es un auténtico
museo bizarro sobre la historia del maratón de Boston y del propio Bill
Rodgers. Las fotos que allí tomé, de calidad espero que perdonable, acompañan este post.
Sin compresores, ni manguitos ni óstias...a pelo!
Un pollo muy interesante!!
¡Saludos!
PD: os dejo con esta guinda que he encontrado por
la red; el diario de los entrenamientos de Bill de aquellos años.
Tras un largo periodo sin escribir (físicamente,
en la cabeza habré escrito, entrenando, 3 ó 4 posts) es hora ya de exigirse la vuelta
al ruedo, tras haber flirteado, acaso en exceso, entre la pereza y el dejarme
llevar por aquello que más me apetecía.
Y para empezar dos crónicas suaves sobre dos
libros que he leído este verano relacionados con lo deportivo.
Greatest hits
Haile Gebrselassie, the greatest runner of all time. De
Klaus Weidt.
Uno de los libros que tenía en cola de lectura
desde hace demasiado tiempo tras una compra compulsiva en Amazon. Es este un
mal libro. Es como una larga entrada de la Wikipedia en la que se sigue
cronológicamente la vida de Haile y en la que nos aporta poco más que anécdotas,
la mayoría de ellas sabidas junto a un cansino ataque solidario de cómodos runneres
alemanes ante la visión de la pobreza etíope.
¿Qué he descubierto con este libro? Que fue la
temprana
Él sí sabe cómo llevar la bandera XD!
mayoría de edad etíope, 16 años, lo que permitió a Haile romper con la
imposición paterna y tomar sus propias decisiones: trasladarse a la capital y
dedicarse al atletismo. Que los brutales sesiones de entrenamiento
(compaginadas con una vida civil muy activa, añadiría) le llevaron en
demasiadas ocasiones a lesionarse coincidiendo con grandes citas atléticas que
solventó satisfactoriamente, algunas, en base a su calidad. Y no sé si acabarme
de creer que de pequeño realizara 26 millas diarias (una maratón, vaya) entre
ir a recoger agua y la escuela, a 2100 metros de altitud, más una suerte de
interval training en modo captura de cabras y ovejas (no era de una familia
pobre de solemnidad, tenían propiedades)…aun conociendo las historias africanas
de superación personal estas cifras no me parecen realistas. Lo justo para no
aburrirse en un largo viaje.
Una editorial que acierta por dónde van a soplar los vientos
Gisela
Pulido. Sense por. De Natalia Arroyo.
De la misma y polémica colección de Correr o
morir, me encontré con este libro en la biblioteca popular de Tarragona y
decidí leerlo (dos tardes) ya que me interesaba conocer algo más de la
trayectoria deportiva de esta joven y madura kitesurfista, así como de su
personalidad. La gente joven que tiene las ideas claras siempre me atrae por
contraposición al joven que yo fui.
Conocía de ella por un primo hermano surfista y
kitero y como tantos también creía que si de tan joven ya destacaba era más por
defectos de los otros que por sus aciertos. Craso error. Ni tampoco es producto
de una obsesión paterna (¿Jorge Lorenzo?) sino más bien de una adicción que
comenzó a los ocho años y de unos padres muy cautelosos y correctos en la dirección
de su carrera. Hermosas ideas claras.
Comandante Pulido buscando tierra
Y sí, Gisela no tiene miedo (sense por) y tiene
muy claro dónde quería (campeona del mundo) y dónde quiere llegar (JJOO, Rio
2016?). Y es muy ambiciosa y por ello no deja de perfeccionar su preparación
siendo profesional las 24h del día. Cuestión, como en todo en la vida, de
mentalidad. En algunos momentos este libro magníficamente escrito por Natalia
Arroyo (periodista del año 1986, habrá que seguirla, quizás Segurola y Perarnau
tienen relevo) se asemeja, en el buen sentido, a un libro de autoayuda. Y sería
un buen consejo su lectura para algún chaval que aun crea en el trabajo duro,
el esfuerzo y el sacrificio (ahí es nada viviendo donde vivimos) como vía hacia
sus sueños (perdón por esta frase de tintes Coelhianos, pero no he encontrado
mejor combinación).
Te deseamos lo mejor Gisela.
Territorio de la Batalla del Ebro
Y en modo egotrip,
calcando la cronología de la temporada anterior, tras haber descansado ocho
días volví progresivamente al tajo. 4 semanas ya de rodajes con cuestas, de
cuestas en sí mismas, y de mucho trabajo de core
que falta me hace en espera de que abran el gimnasio. Mucho sudor derramado (ni
me imagino lo que sudará Falete) y no muy buenas sensaciones con molestias en
las inserciones de los isquios a los glúteos y en un talón de Aquiles.
No obstante,
tras un par de sesiones de fisio éstas han mejorado bastante a la par que se
han ahuyentado ciertos temores. Y como en el 2011, una carrera de 10k en ruta
en plena baja forma en la Pobla de Massaluca, en la que necesitaba sumar buenos
puntos. Lo conseguí, disfrutando además de la victoria local de mi amigo
Robert.
Vamos volviendo.
¡Saludos!
Sus dejo con el pop mallorquín de Antònia Font, que son muy grandes.