Cuando además de runneres eran onvres |
Si un capítulo de la biografía de un atleta se denomina “Torres
5, la gasolina de Domingo” es obvio que estamos, de un modo u otro, frente a
algo viejuno, quizás políticamente incorrecto. Pero somos hijos de nuestros
tiempos, con sus glorias y sus miserias y en ningún caso debe desmerecerse una
vida atlética que me atrevería a definir como ejemplar, incluidos 2 campeonatos
del mundo de 100 kms y un record mundial no reconocido. Más aún después de leer
su biografía: Domingo Catalán, de 0 a 100.
Y aunque pareciera que Domingo Catalán y Antonio Serrano
sean la antítesis el uno del otro, en realidad no podríamos entender al segundo
sin el primero. Domingo fue uno de los protagonistas de nuestro tímido boom del
running en los ochenta, un auténtico self
made man y príncipe de los picapedreros. Tiempos aquellos los de mi
adolescencia que en consecuencia recuerdo magnificados. Una época fascinante el
final de los setenta e inicios de los ochenta en la que tanto se enviaba una
selección catalana (no lo prueben ahora) a correr el maratón de aquel NY de
Studio 54 y del Bronx, como se luchaba a brazo partido con los recién
estrenados ayuntamientos democráticos para organizar la primera maratón en Catalunya.
Y DC estaba ahí, protagonizándolos. Con personajes secundarios a los que conocí
(para mí, el mejor, el mítico Amado Hernández) y carreras, las más cortas, en
las que participé. Aquellas medias en las que con una hora diez no entraban en
el top ten.
Divertido y rápido |
Tiempos iniciáticos que recorremos de la mano de DC, sus
primeras carreras de asfalto, sus progresivos entrenamientos que llegan a
alcanzar los 200 kms a la semana, con voladoras y por debajo de los 4’/km. La
incipiente llegada de dinero, los primeros clubs semi-profesionalizados y el descubrimiento
de su talento inveterado para los 100 kms, prueba a la que su fisiología y
psicología se adaptaron como un guante, kalenjin aragonés.
Poca broma, 100 kms a 3'45" |
Como en cualquier vida atlética los éxitos se mezclan con
el dolor y las lesiones (tan necesarias para poder valorar todo lo conseguido,
sea lo que sea) y reímos al leer sus anécdotas sobre la dieta disociada, sus
encuentros en Honolulu con Alberto Salazar o su mediática experiencia en la
Sudáfrica del apartheid.
La selección catalana en NY. ¡Ojo al esponsor! |
La generación de DC se hizo mayor y dio paso a otra, a la
que había abierto el camino. Y sobre aquella se construyó la de Antonio Serrano
porque la vida sigue, aunque nada sea igual. O si.
¡Saludos!
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