I survived to Behòvia 2009

dijous, 28 d’abril del 2016

Conclusiones (1)

El honor de llevar el dorsal 1


Con demasiado retraso, inicio este post que inevitablemente será una mezcla de varias ideas maduradas y maceradas a lo largo de los rodajes con los que uno procura cumplir a diario. Los momentos zen.

Tenía mentalmente diseñada una temporada atlética en la que tras la maratón de Tarragona, MCD, viviría un mes y medio de lujuria azarosa, de libre albedrío, hasta que los idus de marzo me llevarían a preparar mi incursión sudafricana. Mi debut (y despedida) ultra en la clásica Comrades.

Sufriendo, sin ganas


Nada ha sido como yo esperaba. Ha sido mejor. Sin casi darme cuenta me he dejado llevar por lo placeres terrenales de las series kalenjinas. Uno va un día a pistas, se monta unos quinientos con los colegas, te salen bien y te vienes arriba. Y quieres más. Somos yonquis de las endorfinas y también llevamos chándal.
Desde Sevilla he competido en dos medias y en unos desastrosos 10k. En todos he aprendido algo. Sigo sacando conclusiones.

Generalmente ante una competición en domingo procuro cargar a principios de semana para relajarme hacia el final y llegar más o menos fresco a la carrera. De manual. Pero el lunes llovió torrencialmente y tuve que acortar la distancia y los ritmos del rodaje previsto llegando a casa maltrecho y congelado. Tanto que al persistir las lluvias opté por descansar el martes. Así que el miércoles con 3 x 2k (6’38”) y un jueves de pesas y 20k a 4’18” me dejaron tras unos 10k suaves del viernes absolutamente tostado y exhausto.

Media con paisaje mediterráneo al fondo


Ir a una media –Valls, mitja de la Calçotada- con sensación de agotamiento y unas décimas te quita hasta la presión de competir bien. La única opción seria será sobrevivir con dignidad y seguir luchando por las Half Marathon Series.
Me cuesta coger el ritmo tras la salida y me veo en un grupo de una decena de corredores. Voy atrás haciendo la goma. Tras 15’ los de 5k se separan y noto una mejora mínima en mis sensaciones. Se limpia la competición y compruebo que somos tercero y cuarto. Sigo en modo gancho y mientras me repito que debo aguantar todo lo que pueda para asegurarme el cuarto le pido a los Dioses que se aleje ya – ¡déjenme vivir! gritaba Ortega Cano en el De Luxe o por ahí- pues no me apetece sufrir tanto –lo bien que iría yo en solitario, controlando mi cuarto, tranquilamente-. Pero no, hoy el destino ha querido sufrimiento así que me pongo en modo miradafijaametroymedio y que el asfalto se deslice sobre nuestros pies. Milagros del cuerpo humano, van pasando los km y cada vez me encuentro mejor. En el quince mi cerebro ya no monitoriza el sufrimiento sino que me manda señales sobre la posibilidad de luchar por el podio, por la tercera plaza. Por vez primera marco el ritmo y llegado el 19 lo cambio un poco y consigo aquellos metros que me asegurarán la tercera plaza.

Cruzo con aquella euforia que tan pocas veces consigo levantando los brazos con rabia a media altura. Postureo reservado para las grandes ocasiones, ¡quién lo iba a decir un par de horas antes!

Postureo íntimo


Conclusiones:

Acudir a una competición, de vez en cuando, sin el cuerpo al 100% puede ser, incluso, una oportunidad. Nunca para una competición objetivo pero sí en las intermedias.

Debo seguir aprendiendo a trabajar la mente, nuestra arma más poderosa. Hay que saber presionarse en el momento justo. Pensar en el podio antes de tiempo es el primer paso para perderlo.

¡Saludos!

PD: agradecer a Marcos Cabrera sus magníficas fotos, as usual.